Historias inspiradoras (III). Y mamá se convirtió en un lugar seguro

Eva Díaz

@333evad

Y MAMÁ SE CONVIRTIÓ EN UN LUGAR SEGURO

Aún recuerdo el día que nació. Él fue el fin de muchas cosas y el principio de otras.

Jugar con niños de su edad nunca fue de su agrado, prefería rodearse de adultos, o niños mayores. Aprendió hablar muy pronto y muy fluido, mostraba mucho interés por las letras y era bastante curioso pero descartaba todo tipo de juegos que no conseguía hacer a la primera, solía jugar solo a juegos repetitivos y abstractos.

Con dos añitos  conocía todos los modelos de coches, camiones, autobuses…por lo menos todos los que había visto alguna vez. 

Siempre había mostrado muy poca tolerancia a la frustración,  la hipersensibilidad a los ruidos, muy demandante , mucha reticencia al cambio y sobre todo rechazo por  los niños de su edad, no eran el foco de su atención, que más  bien solían estar en el lado opuesto  a sus intereses, sin embargo era muy  sociable con los adultos. Mostraba una gran capacidad para determinadas actividades como su agilidad lingüística. Aprendió a leer solito, no sabría definir a que edad, pero puede ser que antes de los dos años. Mi ignorancia me hizo creer que solo era memoria fotográfica o solo ecolalias que coincidían por casualidad.  Siempre noté algo diferente en él como ese hieratismo ante el cambio y esa frustración desmesurada,….sin embargo, cada vez que intentaba expresarlo, las respuesta que recibía siempre iban en la misma línea: “Es un niño, ya cambiará, ya pasará”.

Pero todo cobraría sentido cuando empezó el colegio, porque en la guardería también pasó desapercibido, poniendo fin a tres años llenos de dudas, donde mi pequeño daba pinceladas. Señales que no supe identificar.

Con la primera tutoría, al inicio del curso escolar, con tres añitos recién cumplidos,  comenzó nuestra aventura, nuestra maravillosa aventura.

La tutora me expresó sus inquietudes con él, había trabajado con niños de necesidades especiales y en mi pequeño veía muchas similitudes:

  • La ansiedad con la que vivía los ruidos en clase;
  • El contacto con sus iguales,
  • La reticencia a seguir las normas,
  • Expresar ideas sin sentido,
  • Su inmensa capacidad para ciertas tareas, pero su rechazo hacia otras, etc.

Todo eso que me angustiaba, ella también lo veía, eso que todo mi entorno veía como “normal” y que solo  mi instinto percibía  que era diferente y fuera de lo común.  

Pero no sabía por dónde empezar.  ¿Y si me estaba equivocando?, ¿acaso no todos los padres consideran a sus hijos especiales y diferentes? Debí haber confiado más en mí. Cómo me iba a estar equivocando si veía a mi hijo sufrir por cosas cotidianas o divertidas, como ir a un taller hacer galletas.

La tutora, tras comprobar que ambas veíamos lo mismo en mi pequeño, lo puso en conocimiento de la orientadora social del colegio, para que pudieran evaluarle y determinar sus necesidades. La evaluación precoz es muy importante en estos niños, ya que es más fácil de tratar, pero por el contrario muy difícil de detectar.

Con ello empezaría un largo año de pruebas, evaluaciones, donde gracias a la insistencia de la tutora y al reporte diario de los comportamientos de mi hijo en el aula, por fin, un día llego la evaluación final.

Recuerdo aquel día como si fuera hoy mismo. Yo solo quería oír que todo era normal, pero que equivocada estaba deseando aquello. La orientadora social del colegio me explicó con sumo detalle cada uno de los resultados de las pruebas que le habían hecho, donde el dato nunca era determinante, no daba un CI suficiente para hablar de superdotación, pero si tenia ciertas habilidades por encima de su edad, y otras no tanto. El resultado de la evaluación fue que mi hijo tenía TEA (trastorno del espectro autista). En ese instante, la falta de conocimiento y el confirmar que mi hijo era diferente, hizo que se me saltaran las lágrimas. La orientadora me preguntó que por qué lloraba, que el TEA tenia varios grados y que al final había que poner un nombre para que pudiera ser tratado. Yo le dije que lo único que necesitaba era que me dieran las herramientas necesarias para poder ayudar a mi hijo a que no sufriera tanto.

Incluso con esa evaluación, tuve que enfrentarme con la oposición de personas muy cercanas a mi hijo, que consideraban que iba a estigmatizarle, pero mi hijo sufría solo por vivir. Eso si era un verdadero estigma.

Gracias a esa evaluación, y al esfuerzo incansable de la tutora, nuestra querida Noelia,  la CAM incluyó a mi hijo en el programa de atención temprana (APANID), que, consistía en terapias semanales de logopedia y pedagogía hasta los 6 años. Adicional a eso, en el colegio recibía apoyos de ambas disciplinas. Durante esos dos años trabajaron con mi hijo en todas esas áreas que necesitaba. A mí me dieron todas las herramientas para trabajarlo en casa, además del apoyo ante cualquier problema. Fue tan duro como gratificante y enriquecedor.

Mi pequeño luchador empezó a mejorar, a ser un niño mas feliz, a gestionar sus emociones y saber trasmitir lo que sentía. Yo, aprendí a saber educarle y poder ayudarle en su intensa manera de percibir el mundo en toda su inmensidad.

Como en todo proceso de esta índole, no es siempre en sentido ascendente, y las curvas hacia abajo también son parte del proceso.

 Con 6 años y con una crisis sanitaria de por medio el programa de atención temprana llegó a su fin. Tocaba seguir trabajando desde casa sin su ayuda.

Aprovecho estas líneas para dar las gracias infinitas a los grandes profesionales que han tratado a mi hijo en estos años, todos increíbles, con una capacidad de transmitir y convertir lo difícil no solo en posible sino incluso en fácil, por su cercanía, por su apoyo. Y una mención no menos importante a nuestra querida Noelia, con ella empezó todo, ella fue la que me dio un atisbo de luz en la oscuridad y el dolor en el que estaba sumida hacia ya 3 años.

Ahora me doy cuenta de lo equivocada que estaba al querer que mi hijo no tuviese “nada”, de la suerte que tenemos, porque mi hijo se ha convertido en un ser increíble, con una capacidad de superación, aceptando sus diferencias y respetándolas, aplicando una crianza respetuosa, donde todos los sentimientos son validados y aquellos que no son tan buenos intentamos ver de donde parten y que hacer para sanarlos.

Al siguiente año recibió apoyos en el centro escolar.  Pero a los 8 años se le retiraron por no tener ningún problema curricularmente (donde no hay recursos suficientes, prevalecen las notas académicas sobre lo que realmente es importante).

En su expediente académico consta su condición de AACC y en principio, cada docente que intervenga en el proceso de enseñanza de mi hijo, debe conocerlo y tenerlo en cuenta en su trato con él. No creo que sea suficiente, pero como suele suceder, hay mucha falta de concienciación social en este área, al igual que de información, incluso entre el personal docente. Hay que seguir trabajando en visibilizar las necesidades de estos niños para que haya programas de enseñanza que se adapten a ellos y no a la inversa.

Como era de imaginar, al retirar los apoyos empezaron a haber más deficiencias, sobre todo en sus habilidades sociales y autoestima. El colegio juega un papel fundamental en este área y debería tratarse desde el centro como una prioridad, por encima de las notas académicas.

Sentirse diferente e incomprendido, ligado a un cambio de compañeros de clase, hizo que el inicio del curso escolar empezase como ya había pasado en años anteriores, buscando la soledad y aislándose del resto de niños. Pero si el niño no da problemas pasa completamente desapercibido. En casa, como lo hablamos todo, me transmitía que no quería vivir. Porque si todo lo que tenia que hacer no le era fácil qué sentido tenía vivir así.

Pero como la experiencia es un grado, además de seguir trabajando en ello desde casa busqué ayuda externa especializada y a su vez que tratase en línea con la tutora del colegio. Y justo ahí acabó el curso pasado. El conocer a mi hijo, entender como percibe la realidad, como siente las cosas, sus inquietudes, su necesidad de motivación para desarrollar todo su potencial me da la capacidad de conectar con él. Mi pequeño suele decirme : “eres mi lugar seguro mamá”. Y seguimos trabajando para que el resto del mundo también lo sea.

Un nuevo curso escolar está por empezar y soy consciente que lo que está por venir no será fácil, la temida adolescencia. Que precoz será en su caso, porque a sus 9 años recién cumplidos, ya hay atisbos, Donde la interacción social y la necesidad de pertenencia a un grupo se hacen mayores, con su alta sensibilidad, en un mundo donde aún la educación se confunde con la obediencia.

Pero estamos preparados, sabemos lo maravilloso que es este mundo de la intensidad porque vivir las cosas con tanta intensidad te puede hacer sufrir más pero también se vive mas bonito desde esta perspectiva.

Me siento inmensamente orgullosa de poder educar a mi pequeño y seguir aprendiendo de él y con él. Él me hizo más fuerte, más valiente, más consciente, más humana y más feliz.

 Mi consejo hacia todas esas familias que se encuentren dónde estaba yo hace más de 6 años:

Escuchad las necesidades de vuestros hijos. Confiad en vuestro instinto. Hablad con el centro educativo o buscad evaluación por otra vía. Y cuando sintáis miedo, recordad que estáis a punto de entrar en un mundo maravilloso junto a vuestros pequeños.

Ánimo para todas esas personitas maravillosas, y a sus familias.

Juntos de la mano sigamos caminiando siempre hacia adelante abriéndoles camino.

¡Gracias, mi pequeño guerrero!


3 respuestas a “Historias inspiradoras (III). Y mamá se convirtió en un lugar seguro

  1. Gracias por compartir tu experiencia … muchas veces pensamos que es mejor tener un niño «neurotipico», da miedo ser diferente. Comparto contigo el que debemos seguir nuestro instinto maternal confiar en nosotras y en nuestros pequeños.

    Saludos!!

    Me gusta

    1. Gracias a ti por dedicar un ratito a leerla. Les pedimos a nuestros hijos que no tengan miedo a ser diferente , cuando a nosotros nos aterra más que a ellos. Por suerte, ahora vemos las cosas desde otra perspectiva. Un abrazo

      Le gusta a 1 persona

Gracias por su comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.